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Resumen

Presentación de Joseph Országh

Currículo vitae

Obras científicas de Joseph Országh

Eco-consumo del agua

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Nuestro objetivo es ofrecer una información útil para el público hispanohablante. Para mejorar la calidad de esta información estamos buscando colaboradores voluntarios para corregir, o encargarse de la traducción de otras páginas. Los traductores siempre tienen la posibilidad de eligir lo que quieren traducir.

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Primera publicación del texto de esta página sobre www.eautarcie.com: 2003

La adaptación hispana del texto original y primera publicación de este pagina sobre www.eautarcie.org: 2011-09-10

Actualización: 2012-11-25

El eco-consumo del agua

Dos visiones de la gestión del agua

La visión oficial actual de gestión del agua

La visión oficial está determinada por lxs expertxs de las empresas de distribución del agua. Según esta visión, la totalidad de la gestión tiene que ser centralizada y en las manos de lxs técnicxs de estas empresas. Justificamos entonces esta opción por la garantía de calidad y de seguridad por los controles regulares de la calidad del agua de distribución. Lo que implica el consumo del agua « potable », pero cara, para todos los usos de la casa [1].

[1]
Esta visión oficial es totalmente incoherente: recomendamos de economizar el agua, pero no se aconseja de recuperar el agua de lluvia. Para ver un ejemplo bastante ilustrativo, pinchar aquí.

A lo mejor, se aconseja oficialmente la recuperación del agua de lluvia, pero sólo en estos casos:

El principio sostenible de la gestión del agua

En saneamiento ecológico, dos principios son relacionados directamente a la gestión del agua.

El primer principio es la adaptación de la calidad del agua a sus usos. Necesitamos solamente 3 a 5 litros de agua de calidad potable por día y por persona. Es para la bebida y para cocinar los alimentos. Para todos los otros usos, la calidad « potable » no es indispensable para nada. Una calidad « inofensiva » conviene perfectamente. Si la bebemos accidentalmente por pequeña cantidad, no es peligroso para la salud. Además, para la higiene personal, lavar la ropa o fregar los platos, un agua naturalmente dulce como el agua de lluvia es preferible al agua de ciudad, a menudo muy dura (con calcáreo).

El segundo principio es la imposición de una legislación que plaza todas las fuentes de agua (agua de distribución, fuentes, pozos, lluvia) al mismo nivel. Actualmente, la distribución de agua potable es un monopolio de unas empresas privadas y públicas, que están a la cabeza de las leyes referidas a la gestión (no sostenible) del agua. Así, aunque los datos analíticos referentes al agua de lluvia sean conocidos, declaran « peligroso » el uso de agua de lluvia, porque no da dinero y no se puede monopolizar como el de los ríos.

Lo que puede dar el eco-consumo de agua

Actualmente, para la gestión sostenible del agua en casa, tenemos dos enfoques: las economías de agua y la reducción de la contaminación al origen. No obstante, las medidas que cada unx puede tomar diariamente pueden tener impactos muy diversos. Por ejemplo, elegir un producto verde para lavar la ropa tendría un impacto casi nulo sobre la calidad de nuestros ríos. Del otro lado, elegir un servicio seco en vez de usar baños con cisterna puede reducir considerablemente nuestros problemas domésticos de agua y sus gastos económicos. De toda forma, pequeños gestos repetidos cada día por un millón de persona tienen unas repercusiones considerables.

Sin embargo, los límites son dependientes de la legislación. Y al día de hoy, la política del agua no tiene una visión global de la protección del medio ambiente, y no incita a las iniciativas individuales para reducir la contaminación al origen. Es lo que falta para una gestión sostenible de este recurso.

¿Tenemos que economizar el agua?

Cuando se organiza campañas educativas para sensibilizar el público sobre los problemas de agua, las autoridades hablan de economías. Pero si miramos de otra manera, si el objetivo es la gestión sostenible, en vez de salvar el monopolio de la distribución de agua potable, el problema es totalmente distinto.

Propongo de conservar una mirada crítica sobre las publicaciones de las administraciones y de las asociaciones de consumadores, referente a las economías de agua en casa.

Un ejemplo típico: una publicación de WWF « Vivir el agua, guía práctica para un uso racional ». Para mí, esta publicación es el ejemplo típico de la ineficacia de algunos concejos, referente a la gestión del agua.

Vivons l'eau, guide pratique pour une utilisation rationnelle de l'eau. Contact: WWF-Belgique ASBL, 90, Boulevard Émile Jacquemin, B-1000 Bruxelles – Belgique. Correo electrónico: info@wwf.be

Después de haber leído el sitio Internet, invito a lxs lectorxs a estar atentxs a la procedencia de este documento. No es una casualidad si esta edición tiene el total apoyo de las autoridades oficiales. Su contenido siempre se refiere a esta política de agua-mercancía. Tenemos que darnos cuenta de que la aplicación de las técnicas de « EAUTARCIE » tendrían un impacto mucho más eficiente, pero el agua es un recurso que genera dinero y poder; « EAUTARCIE » molesta porque no va en el mismo sentido que los intereses financieros, económicos y políticos.

Otro documento caracteriza también la política oficial del agua (proviene también de WWF), es la guía práctica para una gestión integrada del agua al nivel local (« Guide pratique pour une gestion intégrée de l'eau au niveau local »). Fue edito en 2003, con el apoyo de la Comisión Europea, a la intención de las autoridades locales de Wallonie. Cito la letra que acompañaba esta cartilla:

« En concreto, la concepción de este manual se inscribe en un amplio proyecto, desarrollado por WWF-Bélgica y WWF-Grecia. Este proyecto tiene por objetivo de asegurar una buena aplicación de la nueva directiva europea referente al agua a nivel de las autoridades locales. Será enviado gratuitamente a todas las personas implicadas en la gestión del agua en los ayuntamientos. »

El análisis de este parte, a propósito de las medidas que tomar a nivel de las viviendas, se puede encontrar en el capítulo sobre la Política oficial del agua.

Las empresas privadas de distribución de agua recomiendan estas medidas, porque no ponen en peligro su volumen de negocios. Las empresas públicas hacen lo mismo, por intereses políticos y por inercia al cambio.

Tenemos que saber que, con la legislación actual, reducir su consumo de agua es al final algo no cívico: menos consumimos agua, menos pagamos tasas para financiar la depuración, aunque rechazamos nuestras aguas sucias en las alcantarillas (referirse a los capítulos no civico y antisocial, en la página sobre las leyes y el medioambiente). Reducimos entonces nuestra participación al esfuerzo colectivo para depurar.

Del otro lado, tiene sentido de economizar el agua, por nuestro dinero y por lógica. A cada unx de conciliar conciencia ecológica y conciencia cívica.

Las economías de agua aconsejadas por las instancias oficiales tienen sentido sólo si usamos el agua de distribución, o un pozo, porque reducen la presión sobre nuestros recursos hídricos. Si usamos el agua de lluvia de manera inteligente, es decir, infiltrando las aguas residuales en el suelo, es distinto: sólo desviamos el agua del cielo para usarla, antes de restituirla al suelo, que es su destino lógico.

Si usamos el agua de lluvia, las economías no tienen incidencia financiera ni medioambiental. Las economías sólo valen si tenemos un pequeño techo, para no quedarse sin agua demasiado pronto.

Las economías casi sin consecuencias respecto al agua

Los consejos que se pueden leer en las publicaciones oficiales, y también de las organizaciones de protección del medio ambiente tienen un impacto muy limitado sobre la gestión del agua a grande escala. Sólo sirven para darse buena conciencia. Si no son falsos, nos alejan del fundo del problema.

Las economías con un poco más de consecuencias

Las economías de agua con verdaderas consecuencias

Ni las administraciones, ni las empresas de distribución de agua las recomiendan, porque no permiten de mantener los ingresos y los volúmenes de negocios.

La vía real es de usar integralmente el agua de lluvia. A la escala de una región, el volumen de agua de lluvia que cae en los techos de las viviendas equivale al 80% del agua consumida por las familias. Sabemos que de un cuarto hasta un tercero del agua consumida pasa por las cisternas de los W-C. Podemos entonces darnos una idea sobre la reducción sobre la presión de nuestros recursos hidricos que podríamos tener si las familias usarían un buen servicio seco, y si consumaban el agua de lluvia. En Europa, cada m² de techo puede dar 500 hasta 1300 litros de agua por año (tener en cuenta la cantidad de lluvia por cada región). Por ejemplo, con una cantidad de 800 mm/año de lluvia, en una casa de 10x10 metros al suelo, y con una cisterna de 15m³, se puede disponer teóricamente 220 litros de agua de lluvia por día. Es bastante. Y con filtros para potabilizar el agua, se puede perfectamente beber este agua.

Otra manera para bien manejar el agua, es de sustituir los W-C con unos servicios con lecho bio-controlados (« toilette à litière biomaîtrisée » (TLB)) en los barrios periféricos y en las zonas rurales. Sólo esta medida permite el ahorro de un cuarto hasta un tercero de la factura de agua. Y por supuesto, se reduce la contaminación y permite la regeneración los ecosistemas con el compost.

Importante: el principio de los servicios con lecho bio-controlados se puede perfectamente transponer en los centros urbanos. Al contrario de las ideas preconcebidas (y muy propagadas), podemos tener una gestión del agua sostenible en las ciudades, sin imponer servicios secos a todo el mundo. Pero, tendríamos que sustituir los W-C actuales con el concepto de turbo-servicios.

Reducir su contaminación

En referencia a la contaminación, también existen soluciones sólo para darse buena conciencia, y soluciones que verdaderamente reducen la contaminación, si miramos al origen de los problemas.

Según lxs especialistas en genio sanitario, lo más contaminamos, lo más la planta de depuración funciona. No obstante, con este sistema, no protegemos el medio ambiente. Entonces, reducir su contaminación no sirve el interés de las empresas que gestionan estas plantas. En consecuencia, el público esta incitado, sutilmente, a contaminar para seguir aprovisionando las plantas de depuración, a fin de rentabilizarlas. Pero lo que « olvidan » decir, es que un agua más sucia en la entrada de la planta implica también un agua de menor calidad en la salida.

Esperando que la legislación cambia para tasar la contaminación y no el agua, (como lo hace actualmente), la reducción de la contaminación depende de la buena voluntad y de la discrcion del publico. Leer en este sujeto el capitulo Contaminadorx-pagadorx.

Las economías casi sin consecuencias referente a la contaminación

Según las recomendaciones corrientes de las asociaciones de consumidores y en las administraciones regionales, se puede leer estos consejos:

Las medidas eficientes para reducir su contaminación

Se puede ir mucho más lejos para reducir su contaminación. De hecho, es posible de reducir hasta cero la contaminación de cada unx. Además, se realizan economías financieras para instalar el sistema de saneamiento.

Esta situación legal es un problema para quien le importa proteger al medio ambiente. ¿Tenemos que abandonar las técnicas eficientes para respetar las leyes? En realidad, la ley prohíbe la no contaminación de las aguas...

Usar el agua de lluvia nos hace usar menos jabones, porque es un agua más dulce. En unos casos, esta reducción puede ir hasta el 80%. Y por supuesto, se vuelve innecesario tener un suavizador de agua. Además, no hay calcáreo en el agua de lluvia, así que las máquinas duran más tiempo.

Nuestros jabones y el medio ambiente

Lo más lavamos nuestra ropa, lo más contaminamos el agua. Un cierto tipo de limpieza tiene un cierto peso para el medio ambiente. Entre la suciedad y la higiene obsesivo, hay que encontrar el buen equilibrio que protege al medio ambiente y preserva nuestra salud y bienestar.

La lavadora es una máquina que ha permitido a las mujeres emanciparse. Hace menos de un siglo (y todavía en muchos lugares), había que pasar un día entero de lavar la ropa, más el planchado... No se trata entonces de volver atrás sin máquinas ni tecnología. Pero el problema es la contaminación del agua y el aumento de la demanda en energía eléctrica que generan.

El miedo obsesivo de los microbios y de la suciedad conduce desgraciadamente a unos excesos que tienen su peso sobre el medio ambiente. Además, la industria farmacéutica y de la higiene ayuda a mantener este miedo con publicidades muy hábiles. La contaminación no es su problema, y menos aún si otra industria se encarga de la depuración. Sin ninguna conciencia del público, vamos hasta un mundo súper contaminado, que da sobre un mundo súper descontaminado... Lo que es carísimo para una proporción más y más importante de la población. Por eso, con este proceso, no hacemos nada más que destruir el medio ambiente.

Podemos reducir nuestra parte de contaminación en los ríos con medidas bastante simples. A cada unx de encontrar el buen compromiso entre la limpieza obsesiva y la falta de higiene. Precisamos que el perfume que caracteriza la mayoría de los jabones para la lavadora atraviesa las plantas de depuración y termina en los ríos, haciendo daño a los pescados. Algunos perfumes sintéticos perturban la vida sexual de los pescados. Tenemos que evitar también los suavizadores para la ropa, y los que prometen una blancura brillante (aunque la ropa no esté bien limpia...). La blancura proviene de los azorantes ópticos de estos jabones, que sólo permiten dar una impresión de blancura. Estos productos atraviesan también las estaciones de depuraciones, y son muy contaminantes.

Por fin, la calidad ecológica de los productos de limpieza y de la higiene tiene un impacto medioambiental sólo si las aguas son rechazadas en los ríos. Desde que las aguas depuradas sean correctamente infiltradas en el suelo, el impacto medioambiental de estos productos es nulo, incluso los que son hechos a base de petróleo.

Agua potable y contaminación

Bien elegir su agua de bebida permite también la reducción de la contaminación. Comprar agua de botella es probablemente la elección la más contaminante por culpa del plástico. Comprar las botellas con vuelta puede ser mejor, pero queda todavía los gastos de energía, de transporte... No es una protección eficaz para el medio ambiente, pero da buena conciencia.

Tomar el agua de distribución en las ciudades permite la reducción de la contaminación, es verdad. Pero a cada unx de apreciar la calidad. Puede ser útil de informarse sobre los efectos del cloro sobre la salud, en largo tiempo.

Cuando sólo se puede beber el agua del grifo, se puede comprar un aparato de ósmosis inversa. La presión medioambiental será limitada, todavía menos que comprando los cartuchos que se tiran para filtrar el agua, o que comprando aguas de botellas. Además, con este aparato de ósmosis inversa, el agua costa menos que el agua de botella o que el agua filtrada con cartuchos, para una calidad superior. Este aparato puede costar entre 400 y 800€, pero es amortizado muy rápidamente [2].

[2]
Cuando unx comerciante propone un sistema de ósmosis inversa por más de 800€, aconsejo de informarse en otros lugares. El elemento importante, la membrana de filtración, proviene de la misma fábrica para la mayoría de los proveedores. Sólo el exterior del aparato puede ser distinto. Es mejor elegir unx comerciante con un servicio después venta serio. Leer también el capítulo sobre El sistema PLUVALOR en el comercio.

Contaminación y precio mínimos para una calidad máxima son asegurados si potabilizamos el agua de lluvia. Es el uso lo más racional para este recurso. Aunque se dispone una pequeña cisterna (menos de 1 m³), comprar un sistema de potabilización por microfiltración (de 300 hasta 400€) es amortizado en menos de 2 años, en comparación con agua de botella de misma calidad. Leer también las páginas sobre la producción de agua potable. En este caso, la contaminación se reduce a la fabricación y los rechazos de los elementos de filtración. Es mucho menos que el rechazo de botellas de plástico, y la contaminación del transporte de las aguas minerales.

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